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Sábado, 8 de Febrero del 2025

EL TAXI FANTASMA - LEYENDA URBANA DE CHACARITA

EL TAXI FANTASMA - LEYENDA URBANA DE CHACARITA

«El taxi, con su silencio sepulcral, se convirtió en un ataúd en movimiento mientras el fantasma del pasado se sentaba a mi lado.»

El Cementerio de La Chacarita, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, no solo es el camposanto más extenso de la ciudad, sino también una de las necrópolis más grandes del mundo. Basta con acercarse a sus muros perimetrales y contemplar su vasta inmensidad para comprender su colosal tamaño y, en una escalofriante proporción, la cantidad de almas que alberga. Sus noventa hectáreas están divididas en diferentes sectores destinados a bóvedas, nichos y sepulturas. Este lugar fue construido lejos del casco histórico de la ciudad para dar sepultura a los incontables fallecidos por la gran peste amarilla que asoló Buenos Aires hace muchos años.

Hoy en día, el cementerio es visitado por miles de personas que no solo rinden tributo a sus difuntos, sino que también recorren los mausoleos que albergan los restos de figuras famosas y emblemáticas de las distintas disciplinas de nuestro país.

Alrededor de este lugar circulan numerosas historias de fantasmas y leyendas urbanas. Desde espíritus en pena que recorren sus trazadas calles por las noches —las cuales se asemejan a un entramado urbano— hasta una aparición espeluznante que cuelga en un estado de putrefacción fuera del perímetro de la necrópolis (conocida como la historia del ahorcado de la Chacarita que podés leer en esta página). Sin embargo, una de las leyendas más inquietantes es la del misterioso taxi que, según dicen, no solo circula por los alrededores del cementerio, sino que también tiene la macabra particularidad de llevar a sus pasajeros en un viaje sin retorno, comenzando en las puertas del Cementerio y terminando más allá de las barreras de la muerte.

Eran aproximadamente las diez de la mañana de un nublado sábado invernal cuando me encontraba frente a una de las entradas del cementerio, en la intersección de la Avenida Corrientes con la Avenida Federico Lacroze. El aire olía a flores y a muerte.

Estaba en busca del mítico taxi fantasma de la Chacarita, una leyenda urbana que circula por el barrio desde hace muchos años. Sabía que no sería difícil encontrar información, pero rápidamente me puse en marcha y traté de hablar con los taxistas de la zona, a quienes consideré los más idóneos para este caso.

José: “Yo trabajo en la zona hace varios años. Muchos hablan de la historia de ese taxi. Dicen que es un Falcon antiguo. No hay señora mayor que no me cuente la historia de ese auto y su extraño chofer esquelético cada vez que sube. Varias veces me dijeron que es la muerte quien lo conduce y que ninguno de los que se subieron en él pudo escapar con vida.”

Francisco: “Yo y los chicos venimos con los taxis siempre acá. Son muchas las personas que quieren subirse a uno cuando salen del cementerio, y es un buen lugar para levantar guita. Seguramente no me lo vas a creer, pero yo llegué a ver ese taxi del que todos hablan. Lo maneja una persona muy extraña. Muy pálida y sin expresión. Parece que ni se mueve. Aquella noche traté de seguirlo, pero lo perdí en Av. del Campo, justo en la barrera del tren.”

Héctor: “Yo paso con el coche de vez en cuando por acá. Nunca vi ese auto antiguo. Pero te puedo jurar que llegué a ver cosas muy extrañas en los paredones. Recuerdo cuando pasé de noche por la calle Elcano; me pareció ver a un hombre trepar por la pared del cementerio, muy cerca de una de las entradas laterales. De repente, se esfumó en un abrir y cerrar de ojos. Después, no lo vi más.”

Ya había pasado el mediodía cuando me encontraba caminando por la Av. del Campo, una de las calles aledañas al cementerio. Era una avenida bastante transitada por varias líneas de colectivos y automóviles, y cruzarla era difícil por un semáforo que casi nunca cambiaba. Había abandonado la idea de obtener información de los taxistas y decidí hablar con personas de otros rubros.

Matilde (vendedora): “La historia del taxi es muy famosa. De hecho, dicen que hace unos años una mujer apareció muerta en la tumba de su madre, y de ahí nació todo. Dicen que cuando salió del cementerio se subió al primer taxi que encontró, y que lo manejaba la mismísima muerte. Es una historia bastante conocida por acá, en ‘La Isla’.” (Los lugareños llaman La Isla de la Paternal al espacio delimitado por las vías de los ferrocarriles San Martín y Urquiza, el Cementerio de Chacarita y el parque de la Facultad de Agronomía y Veterinaria).

Mateo (kiosquero): “Yo vi ese auto cuando era joven, hará unos veinticinco o treinta años. Lo recuerdo como si fuera ayer. Era de tarde y apareció de la nada. Era un auto antiguo, pero en perfecto estado. Una especie de esqueleto lo manejaba. Me cagué en las patas cuando vi ese monstruo. Justo salía una abuela del cementerio y se subió en él. Yo estaba petrificado, y así me quedé hasta que dobló y lo perdí de vista.”

Fue entonces cuando decidí dejar de buscar testigos y me detuve a tomar algo caliente. Una hora después, me encontraba caminando entre las tumbas de la Chacarita, sintiendo la mirada de los muertos clavada en la nuca, mientras el silencio reinaba en aquella ciudad de los muertos.

Después de un rato, abandoné el lugar por la entrada principal. Bajé las escaleras de material antiguo y crucé la entrada enrejada que divide ambos mundos. Incontables taxis pasaban por el lugar, pero, lamentablemente, ninguno se parecía al mítico Ford Falcon antiguo de los relatos. Aquel extraño conductor, ya fuera un demonio o la misma muerte, no se presentó ante mis ojos. Seguramente, aún no era mi hora de abandonar la mortalidad.

AutorMatías Ferri para Obscura Buenos Aires (Agosto, 2016)